EL CORREDOR - Autor: Javier Ruiz
Me despierto sobresaltado, el reloj no para de hacer ruido.
¡Qué noche! Ha sido horrorosa, me he encontrado fatal. Algo de lo que cené
debió sentarme mal, pero milagrosamente, ahora me encontraba como nunca.
Los rayos de sol se filtran a través de la persiana, lo que presagia
un día espléndido, hago unos ligeros estiramientos, me ato bien las zapatillas
y a trotar.
Bajo las escaleras de dos en dos, me parecía que volaba, y
en un plis-plas ya estoy en la calle.
El presagio se confirma: la mañana es perfecta para correr,
hace sol pero no calor, y me lanzo por
la avenida, el recorrido habitual, hay poca gente.
La Sra. Pepita, la de la peluquería, paseando al bicho ese
con forma de perrito, ¡jopé que animal tan feo!; los del bar que acaban de
subir la persiana y empiezan a sacar mesas y sillas. Les hago una señal pero no
me responden. Y de repente veo que viene
corriendo hacia a mí a la vecina del segundo, ¡vaya! lleva un top nuevo… me
cruzo con ella y ni una mirada. Está muy buena, pero es estúpida, se lo tiene creído.
Sigo corriendo, rápido, rápido, soy una máquina, al fondo
veo la plaza, no puedo apreciar si el semáforo está en rojo, el sol le da de frente. Me paro por que otras personas están allí quietas, las miro y miro
al suelo… ¡No puede ser! Me empiezo a inquietar, a ponerme nervioso. Se me han quitado
las ganas de seguir, tengo que volver a casa.
Hago el mismo camino a la inversa, con el sol de frente. De
vez en cuando echo un vistazo detrás de mí, lo que aumenta mi inquietud.
Cuando por fin llego al portal, que está abierto, me dirijo
al ascensor.
Mientras subo, mi cabeza no para de dar vueltas ¿qué me está pasando?
Por fin llego a casa, abro la puerta y al mirarme en el
espejo del recibidor, no veo a nadie.
Autor:Javier Ruiz
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